AL REVÉS
Ficciones críticas de Teresa Artieda
Antonio Pomet, Teresa Artieda
(...)
El evento se alarga durante algo menos de una hora.
Sorprendentemente, no se hace pesado. Mas al contrario, los textos funcionan como una suerte de hipnosis que hace que la gente se ría, se quede pensativa o incluso jalee algunos finales, que se rubrican con aplausos espontáneos.
Poco antes de que el evento acabe, llevo mi mano a mi rodilla y sin querer toco la pierna de la mujer que está a mi derecha. Giro el rostro para pedirle disculpas, ella también gira el cuello para mirarme. Veo su cara sesgada por el movimiento de su pelo, que se detiene un poco después que su rostro. Yo veo que es X, y X ve que soy yo. Tras un par de segundos en que nos miramos sin movernos y sin decirnos nada, nos echamos a reír. Ella me tira del bigote y después gira el cuerpo y coge con sus dos manos mi mano izquierda. La beso en la mejilla, y no sé si es que ella cree que voy a hacer otra 60 cosa o es que se equivoca al moverse, pero nos rozamos los labios. Nos sentamos otra vez bien y atendemos al recital. Nos hemos perdido dos relatos en el lapso que nos ha llevado reconocernos y abrazarnos. Los textos que restan por leer no consigo entenderlos. Desde que sé que es X quien está sentada a mi lado no puedo procesar bien las frases. X me ha cogido la mano derecha con su mano izquierda y ha puesto las dos sobre su muslo.
Por supuesto, ha sido cosa de Teresa, que nos ha regalado las entradas. Primero nos ha descontextualizado y luego nos ha vuelto a contextualizar. Somos nosotros, en realidad, los objetos y los sujetos de esta acción de la plaza de toros.
Al finalizar pienso en ir a los camerinos (o como se llame el sitio donde se han refugiado las toreras al terminar) y saludar a la condesa, pero veo difícil que hoy podamos vernos. Además, al salir del tendido cojo a X de la cintura y ella aferra su mano contra la mía, apretándola contra su cuerpo, lo que me da pie a pensar que vamos a irnos corriendo a mi casa. De ese modo le daremos a Teresa el mejor final posible para su obra.
Al salir le pregunto a X por su foto. Delante de su enorme cartel, me dice:
—Lo he visto al entrar, no tenía ni idea.
—¿No te dijo Teresa que iba a ponerte ahí?
—No.
—¿No lo pensaste cuando te hizo la foto?
—Teresa no avisa cuando te hace fotos. No sabía que me había hecho esa.
—Cómo que no avisa.
—Las hace con sus gafas. Puede hacer fotos y vídeos con ellas. ¿No lo sabías?
—No.
—Supongo que tampoco has visto tu cartel, ¿no?
—¿Mi cartel?
—Sí, está en las taquillas de la otra calle.
X me lleva de la mano hasta mi cartel. Y allí estoy, en una valla de seis por cinco metros, sentado en el murete del Paseo de los Tristes, con la Alhambra de fondo.
—¿No tenías ni idea?
—No.
Entonces saco el móvil y hago una foto a mi foto. Y claro, se la mando a Teresa. Y le escribo: «Al final era yo tu objeto artístico».
Por la noche, cuando X y yo, cansadísimos, vamos a dormirnos, de camino al baño paso por la estantería donde está el móvil cargándose y veo que Teresa ha contestado con un guiño y una frase:
«O al revés».
Antonio Pomet
- Escritor
- Antonio Pomet
- Escritor
- Teresa Artieda
- Colección
- Cuadernos de Crecientes
- Número en la colección
- 5 y 6
- Materia
- Arte, Crítica
- Idioma
- Castellano
- EAN
- 9788478077649
- ISBN
- 978-84-7807-764-9
- Depósito legal
- GR 1777-2025
- Páginas
- 224
- Ancho
- 15 cm
- Alto
- 21 cm
- Edición
- 1
- Periodo
- Siglo XXI
- Nivel de lectura
- Adultos
- Fecha publicación
- 09-12-2025
Precio